miércoles, 8 de julio de 2009
Odio.
El odio es un sentimiento tan complejo y tan simple a la vez. Debe ser el más primitivo y básico de todos. Es TAN de cavernícola odiar. No querés darle importancia a esa persona pero sin darte cuenta, es lo que más te importa y por eso la "odiás". Porque hace que te desesperes, que te moleste lo que hace o deja de hacer. Te pasás el día entero pensando en lo que puede estar haciendo tu "odiado", con quién está, y dónde está. ¿Eso es odiar? Qué va, es preocuparse demasiado. Estás pendiente sin querer estarlo, te importa y lo ULTIMO que querés es que te importe pero no podés controlarlo, va más allá de vos y te querés matar. Generalmente los celos fomentan este tipo de sentimiento (de la edad de piedra, por supuesto). Esa persona "odiada" está con quien vos querés, se pasa el día con quien vos querés y no podés soportarlo, te agarra este sentimiento extraño y te carcome por dentro y sentís una rabia absoluta. A eso, a ESO le llamás odio. Pero no tenés ni idea de lo que es y ojalá nunca sepas lo que es odiar a alguien. Te agarran ganas de estrangular a esa persona, de que la pise un camión. Pero el odio es mucho más fuerte que eso, demasiado. Sacatelo de adentro, porque hace mal, te dejás de preocupar por vos y te quedás pendiente del resto. Te vas a terminar enfermando y principalmente a vos no te conviene.
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