Hace 5 años entramos por la puerta sin saber qué esperar. La profesora Silvia, quien nos recibió, compartió con nosotros una charla sobre los miedos. Muchos, en ese momento, teníamos miedo de perdernos en el colegio, de no saber por dónde arrancar. Ella nos explicó el por qué de todo lo que venía y que no valía la pena estar asustados porque siempre nos iban a guiar. Sus palabras nos dieron seguridad, y las llevamos como bandera desde ese momento. Y creo que hoy tenemos un poco de miedo de egresar, por lo menos yo tengo ese miedo. Porque lo que me dio este colegio, es algo que no voy a recibir en ningún lado. Tal vez sea sólo una coincidencia, pero hoy, pudimos despedirnos de la profesora, y ella de nosotros, en un día en el que todos terminamos un ciclo, porque ella, se despide de su carrera con nosotros. Podría decir que en este día se termina una etapa, pero la verdad es que hoy empieza algo muy distinto. Hoy nos hacemos adultos. Dejamos de ser futbolistas y princesas para convertirnos en universitarios. Decidimos dejar atrás la niñez y con ella el colegio, la secundaria, las materias que nos gustaron, las que no, las llegadas tarde, el miedo de quedarse libres hasta el último día. Y dejamos atrás todas las comodidades que da la rutina, de saber siempre a qué hora entramos y a qué hora salimos, de que nos digan la fecha de una prueba muchísimos días antes para terminar estudiando la noche anterior. Pero lo más difícil de terminar, de cerrar esto para siempre, es el hecho de no volver a vernos todas las mañanas. Dejar de compartir los malos humores multitudinarios que se hacen comunes cuando uno duerme poco y se levanta muy temprano. Dejamos atrás las risas colectivas. Y nos llevamos con nosotros recuerdos inolvidables. Desde las voces de Alicia y Horacio a las 7 y media de la mañana recordándonos que les debíamos el cuaderno o que teníamos un aro en la oreja que no correspondía. Hasta las clases con los profesores, todas únicas y diferentes, pero siempre llenas de momentos divertidos. Clases que nos dejaron no sólo el aprendizaje normal de cualquier escuela secundaria sino también muchísimas experiencias compartidas. Enseñanzas que seguirán con nosotros por el resto de nuestras vidas y que siempre agradeceremos a ese grupo de valientes que se pararon día tras día al frente del aula para inculcarnos todo lo que sabían. A ellos, muchísimas gracias. Y es muy difícil esto que tenemos que pasar, esta ceremonia que va a dejar todo atrás. Porque fueron 5 años para algunos de nosotros. 5 años en los que crecimos, no sólo algunos centímetros (yo mucho menos que todos los demás), sino también a nivel personal. Formamos nuestras personalidades, nuestras opiniones, llegamos a hablar de política dejando atrás las discusiones sobre programas de televisión, bueno, no tan atrás.
Pero lo más importante que me dejan estos 5 años es el hecho de habernos hecho amigos, algunos más, otros un poco menos, con todo lo que eso implicó, pero que terminó dando como resultado un grupo increíble. El viaje a Bariloche inolvidable para algunos de nosotros, y bueno, absolutamente todos los días de la semana juntos. Y como amigos terminamos hoy, como amigos vamos a recibir nuestros diplomas, a ver nuestros videos, y como amigos, como muchísimo más que compañeros, vamos a cruzar las puertas del colegio y como amigos vamos a continuar la vida juntos. Terminamos nuestro último año, lleno de adversidades, de momentos buenos y algunos malos, pero siempre mirando a la meta, hacia al final. Contando los días para dejar de venir al colegio, pero que tarde o temprano un poco vamos a extrañar. Pero personalmente, lo que nunca voy a extrañar va a ser la desesperación matutina de no encontrar los zapatos o la chomba. Hoy colgamos la corbata, las medias rojas, el sweater azul, hoy por fin, todos estos años de esfuerzo (por no llegar tarde), terminan. Y no nos despedimos, prometemos volvernos a ver, cumplir con el "que no se corte", y entre besos, abrazos y fotos, terminamos una etapa y abrimos mil más. Mil caminos, mil oportunidades. Nos abrimos a la vida, dejamos las cuatro paredes para encontrarnos con todos los laberintos, que si somos sabios, vamos a saber cruzar.
Y quiero agradecerles, a ustedes, por haber hecho de mi secundaria algo inolvidable, por haber hecho que olvidara las muchas cosas que no me gustaban, por haber creído en mi en muchísimos momentos, y por haberme dado un abrazo en el momento justo, y ustedes saben bien a lo que me refiero, y a lo complicado que fue este año para mi. Gracias de verdad a todos por haberme hecho tan feliz y por haberme regalado cada una de sus sonrisas, que me las llevo para siempre. Gracias por tanta luz. Los quiero.
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