miércoles, 11 de abril de 2012

Llevate mis tormentas.

¿Por qué tiene que doler tanto? Quisiera poder entender los motivos, quisiera muchas veces poder controlar mis sentimientos. Quisiera poder parar esto que siento, que no me lleva hacia ningun lado. Quisiera poder cambiar mi forma de sentir y de reaccionar, quisiera poder ser todo eso que quiero ser.
Pero es dificil.
No puedo.
Intento.
Pero no sale.
No llega.
No sucede.
No paro de saltar, no paro de gritar, no paro de reír, no paro de hacer de todo para que me veas. Pero por algún motivo, cuando me mirás, ves a través de lo que hay adelante tuyo. A través de lo que soy, y te perdés en la mirada de otra. Quiero que me veas pero no puedo conseguirlo. Y odio necesitarte así. Odio pensar en cualquier cosa y que se relacione directamente con vos. Y con el ruido que hacés al reír. Quiero que te dejes querer. Que me dejes quererte y demostrarte lo mucho que puedo llegar a ser. Necesito que lo hagas. Necesito que me saques esta angustia. Que me enseñes a domar mis tormentas. Que cumplas tus promesas conmigo.
Llevame a tu mundo. Dame la llave que te prometo lo voy a cuidar. Porque, aunque no lo quise, aunque no lo deseaste, mi corazón está en tus manos. Y muchas veces quisiera poder darte la certeza de que esto es así. Porque sé que lo sabés. Pero me bloqueo. Te veo y no me salen las palabras. Es un sentimiento muy fuerte el que me genera estar cerca tuyo. Ese amor que no se puede explicar con absolutamente ninguna palabra. Esto que siento, esto que me come por dentro, esto que quiero que sientas por mi.
Llevate mi tristeza, llevate mis lágrimas. Necesito poder contarte lo bien que me hacés, lo grandiosa que puede llegar a ser nuestra vida si la empezamos a pasar juntos. Sé cómo ahuyentar tus fantasmas. Sé cómo sos. Qué clase de hombre. Lo que querés y lo que necesitás.
Quiero que me hagas creer que todo esto no es en vano. Que todo este amor no se puede ir a cualquier lado, ser desperdiciado. 
Hay cientos de cosas de las cuales no tengo certezas, pero puedo hablar genuinamente sobre las cosas que me generas. Y sé bien qué es lo que quiero para mi. Quiero que esto que viene y se va cuando quiere se vaya para siempre, que no quiera volver jamás a sacarme la tranquilidad y la felicidad que siempre recorre las líneas de mi cara.
Dame la mano, salvame de mi. Sacame todas estas incógnitas que recorren mi mente todos los días. Sacame la incertidumbre de no saber lo que te pasa. Hacé que mi mente se despeje. Tenés el poder y la fuerza para ayudarme. Hacelo.
Tenés que saber todo.
Me hacés bien.
Te vi y lo supe. Supe que te quería en mi vida. Pude captar esa energía que sale de todas las partes de tu cuerpo, y supe que eras lo que necesito. Quiero que sepas lo que grita mi corazón. Quiero poder quererte para siempre. Aunque nunca llegues a quererme de la misma forma.
No servís.
Pero gracias.
Gracias por haberme hecho sentir viva otra vez. Gracias por haberme dado un motivo para creer en el amor. Después de tantas patadas y tanto tiempo de soledad, otra patada más me devuelve al ruedo.
Entrá a mi vida o salí de mi cabeza.
No pido nada más.
Quiero poder dormir tranquila y así soñar.
Quereme o dejame en paz.

miércoles, 4 de abril de 2012

Gritá.

Todos los días me levanto y me esfuerzo por hacer las cosas bien. No es fácil tener que reprimir algunos deseos, algunos instintos. Pero muchas veces, el dejarnos llevar por ellos, nos termina arruinando de alguna manera. Yo intento, pero no aguanto más, no puedo resistir más. Es una tortura vivir así, reprimiendo lo que de verdad quisiera hacer, con voces superpuestas en la cabeza que me dicen que tengo que ir para direcciones distintas.
"Gritá, imponete, hacete oír. Mostrale a esa parte oscura quien manda, a veces hay que hacer un poco de lío. Gritá, gritá." No paran de decirme eso. No paran de explicarme que me estoy equivocando por no decir todo lo que tengo adentro.
Nadie puede callar a nuestro yo verdadero. Eso es una realidad. Por más que intenten silenciarlo, por más tímido que sea, siempre está ahí. Presente, empujando para salir, para hacerse escuchar. La mejor parte de uno también es la más débil, la más calladita, entonces hay que ayudarla, hay que resistir. Hay que hacer la fuerza necesaria para ayudarla a resistir. Lo mejor de nosotros es nuestra parte sensible, y de tan sensible, a veces se queda muda ante el dolor, por eso hay que gritar. Porque si no gritamos, si no lo expulsamos, ese dolor nos puede terminar matando.
"Gritá, hoy, ahora, ya. Mañana puede que sea demasiado tarde. ¡GRITÁ QUIÉN SOS, GRITÁ CARAJO, GRITÁ!"