domingo, 23 de mayo de 2010

Hasta acá.

Siempre me pasa lo mismo. No sé si por estar muy pendiente o porque en realidad las cosas suceden de esa forma. Siento que lo doy todo, que me preocupo, que presto atención y me fijo en los demás, pero nunca recibo respuesta. ¿Será que en realidad no hago todas esas cosas? ¿O será que a la gente no le importo? Un desamor me había dejado un hueco en el pecho, de esos que creemos imposibles de llenar. Que duelen cuando respiramos, cuando hablamos, cuando vivimos. Después de mucho buscar, me reencontré, o por lo menos empecé una nueva vida que me gustaba y me hacía más o menos feliz. Pero como siempre que me involucro demasiado, salí lastimada.
Me preocupé, hice lo imposible por no complicar las cosas, dí todo de mi sin importar la hora o el lugar, soporté maltratos injustificados, ayudé hasta donde me dio el cuerpo y acepté sentirme desplazada. Hasta ayer.
Esta fue una semana complicada, donde todas contra todas se bardeaban, y todos esos comentarios me llegaban a mi. Pero claro, no se dicen las cosas, me cargan a mi con todas las puteadas y los enojos y ellas siguen sus vidas normalmente. No me tienen en cuenta, no les importa si estoy o no estoy, hasta que me quejo. Así que decidí dejar de preocuparme, de hablar, de interferir. Si no importaba antes, menos voy a importar ahora. Estoy cansada de que se me separe, que no se me de bola, de ser siempre la última para cualquier cosa (menos cuando están peleadas). Me cansé. Hasta acá llegué yo.

jueves, 13 de mayo de 2010

Más fugaz que un instante.

Una sonrisa, una mirada, una caricia, todas esas cosas duran apenas unos pocos segundos. Se nos pasan rápido, a veces no nos damos cuenta, sin querer no les prestamos atención, pero cuando dejan de estar nos sentimos vacíos. Es fácil acostumbrarse, estar seguros de que nuestra vida es color de rosas, pero sin darnos cuenta, nos vamos metiendo en una burbuja. Dentro de esta burbuja, que nosotros mismos construimos, vamos perdiendo las ganas, dejamos de darnos cuenta de un montón de las cosas que pasan a nuestro alrededor. La sensibilidad desaparece, somos como rocas, no nos importa nada, no nos preocupa nada. Pero lo peor, lo más doloroso, es que todo pasa de un instante a otro, sin que tengamos posibilidad de elegir, y al mismo tiempo, los únicos que salen lastimados son aquellos que nos rodean. Dicen por ahí que las mejores cosas, los mejores momentos, tardan mucho tiempo en llegar y en realizarse, pero yo creo que los MEJORES momentos son los instantes, lo que dura un abrir y cerrar de ojos, una risa, esos que son fugaces y sólo detectables cuando se está atento. Cuando estás mal, sentís que el tiempo no pasa, los segundos parecen largos, pero a su vez, cuando estás contento, disfrutando de cada detalle, pasandola bien, el tiempo transcurre en un instante.
Todos los detalles, por mínimos que parezcan, son visibles a los ojos y a los oídos. Pueden determinar el humor de alguien, especialmente el mio, que estoy atenta a ese tipo de cosas la mayor parte del tiempo. Los momentos que te llenan de felicidad, esos que te llenan completamente, pasan desapercibidos, porque cada uno de ellos es más fugaz que un instante.

viernes, 7 de mayo de 2010

Mismo dolor, otra razón.

Estoy mal, vamos a admitirlo. Estoy irritable, triste, lastimada, estoy MAL. No tengo ganas de nada ni de nadie. Estoy harta de que siempre me pase lo mismo, pero llegué a una conclusión. No hay absolutamente ninguna persona que sea culpable de mis malestares, aparte de mi, claramente. La única culpable soy yo, inconscientemente me lo busqué, por impulsiva, por jodida. Nunca hago caso a mi lado sensato, a la parte de mi que se queda parada y piensa antes de hacer cagadas, no, a mi parece que me GUSTA mandarme sabiendo que no voy a recibir lo que espero. Ni que fuera masoquista, sinceramente cada vez me entiendo menos. Hay miles de cosas que desearía no haber hecho, supongo que sigo aprendiendo a no mandarme las cagadas que me mando, lastimo por celosa, sacada, peleadora, y claro, ¿cuándo me voy a fijar un poco en los demás? No se puede obligar a que te quieran, hay que saber callarse la boca y sonreír, como alguien que yo conozco. Me duele, sí, que no me quiera como yo quiero, pero no hay nada que se pueda hacer para cambiarlo. Tengo que cambiar, sacarme lo jodida, lo pesada, lo GOMA y empezar a comportarme aunque sea un poco. Creía tener mi razón para cambiar todos mis "problemas mentales" y empezar de nuevo pero ahora ya no sé si tengo derecho de pedir algo. La lastimé, como a muchos, me pasé el tiempo juntando las lágrimas que otros le causaban y terminé poniendome igual de desinteresada que ellos. Supongo que tengo tiempo de remediarlo, pero no puedo ser TAN tarada en la vida. Me tengo que calmar, no puedo seguir culpando a otros de MIS problemas, que yo causé, que son todos por mis acciones y mis condenados impulsos. Y voy a decir antes de irme que ahora el vacío de mi pecho volvió, y me duele, y quiero llorar y gritar, porque de nuevo, no me quieren como quiero.