viernes, 31 de julio de 2009

9.

9 es el número clave. Describe solito una gran etapa de mi vida. Ni yo me lo creo todavía, es la primera vez que lo digo, que me animo a contarlo. Nunca quise poner un stop y preguntarme cuánto tiempo, hasta hoy. Días más, días menos, pero 9 meses al fin. Increíble, todavía no me doy cuenta lo fuerte que soy, lo que aguanté, me admiro. Pasaron mil y una cosas, tal vez más, y yo pude seguir de pie y bancarmela, juro que no me entra en la cabeza. Si no podemos llamar a ESO amor, no lo es nada. Pasé por todas y mucho más, me lo guardé hasta que exploté, ahí estuve mal, es verdad, tendría que haber descargado antes. Pero no podía, simplemente no podía. Es una ironía, como la canción que estoy escuchando, fue un completo destiempo, no nos pudimos poner de acuerdo para existir "nosotros". Siempre terceros, gente en el medio, malos entendidos, cosas que no se hablaron. Ahora me doy cuenta que nunca lo hablamos en serio y me choca, tan tarde y tan claro, que mal. Casi todas las entradas de este blog son por vos o para vos, gracias, me di cuenta de que tengo otra pasión, la de escribir, tu culpa, siempre es tu culpa. Por suerte (para mi), es una etapa casi cerrada. Muchos altibajos que hoy me alegro de decir que fueron superados y que ahora por fin estoy bien, bien de verdad. Como no estoy desde hace demasiado, ya extrañaba sentirme así. No me arrepiento de casi nada, no fue todo malo y creo que lo sabés. Te amo, si, te amo. Me encanta tenerte. Fueron 9 meses. 9 meses sin anestesia.

miércoles, 29 de julio de 2009

Sin anestesia.

Tengo una pregunta para hacerte. ¿Cuando decís algo que puede ser fuerte para la otra persona, lo decís con o sin anestesia? Algunos prefieren las vueltas, otros dicen las cosas de una, como cuando te sacás una curita, rápido para que duela menos. Aunque (y sigo con la metáfora de la curita), después arde y te queda una marca roja. Muchas veces creemos que si decimos las cosas sin anestesia, el otro se olvida más rápido, le duele menos o algo parecido. No puedo dejar de pensar que el efecto es totalmente contrario, cuanta menos anestesia, más duele. Estás en otra, distraído y de repente BUM! te cae LA bomba y no te lo esperabas, obvio que no te lo esperabas. Yo tiendo a "preparar el terreno" antes de decir algo que le pueda doler a alguien o que pueda sorprender demasiado. Me aseguro de que sea el menor shock posible, no tiendo a sorprender, eso me asusta. No hay que suponer que al otro no le va a molestar o no le va a doler, porque es demasiado fácil equivocarse y podemos llegar a provocarle un mal momento a alguien que queremos mucho y esa puede no ser nuestra intención. Hay que saber suavizar las situaciones, las cosas que tenemos para decir, nuestras verdades y vivencias. Prefiero la anestesia, sin dudas.

miércoles, 22 de julio de 2009

¿A dónde?

¿A dónde van las cosas que no hacemos? Las palabras que no se dicen, las acciones que uno reprime, por miedo, por angustia, por incredulidad. Tendemos a guardarnos los pensamientos "arriesgados". Pensamos mucho antes de actuar, evitamos los impulsos, todo para no quedar mal, para que no nos rechacen, para no sentir más miedo del que llevamos dentro. Nos quedamos con un "podría haber sucedido" pero no tenemos ni idea, porque no lo hicimos, porque no dijimos, porque nos lo guardamos. Suponemos que el otro va a reaccionar de una forma, por supuesto, contraria a la que deseamos y por eso no hacemos nada, no intentamos que las cosas cambien, ni que funcionen. Podemos moldear situaciones a nuestro gusto, pero no intentamos, aunque por dentro, las ganas nos estén matando. Nos conformamos con lo que tenemos, lo poco que nos pasa aunque no nos guste. Porque creemos que es lo mejor que nos puede pasar, que podemos conseguir. Pero estamos equivocados, totalmente equivocados. Todos esos impulsos, palabras, movimientos que guardamos, ¿se irán a algún lado? ¿o se quedarán en nosotros esperando para salir? Dejemos de reprimir y empecemos a actuar.

viernes, 17 de julio de 2009

Vencida.

Perdí. Otra batalla de la guerra perdida. De la guerra conmigo misma por supuesto. No puedo controlarme, hacer lo que quiero, no puedo ser yo. Nunca se me hizo difícil ser yo misma, al contrario, el mundo me criticaba tanta sinceridad, seguridad, confianza, cada uno puede llamarlo como quiera. Sigo sin poder sacar todo lo que siento adentro, tengo como una pelota de sentimientos en el pecho que amenaza con salir. Pero no quiero, no puedo dejarla salir. Estoy cansada, otra vez, cansada de ser repetitiva y de prometerme una y otra vez que las cosas van a cambiar porque me voy a cansar de perseguir lo casi imposible. Lamentablemente, si hay algo que no perdí es mi capacidad para ser cabeza dura y no puedo detenerme. Siento que me quedo sin fuerzas, que me cuesta respirar, pero de algún lado saco la energía para seguir haciendome mal. Sigo perdiendo batallas que otros ganarían sin mirar. No llego a comprender lo complejo de mi ser que me censura, que no me deja seguir adelante. Y estoy acá una vez más, escribiendo sobre mi, sobre lo que no puedo, siendo también incapaz de escribir sobre lo que Si puedo lograr, por más de que no esté segura de que exista algo. No hay fuerzas, no hay aire, no hay ganas, ya no queda nada. Otra batalla perdida, y por fin estoy vencida.

miércoles, 8 de julio de 2009

Odio.

El odio es un sentimiento tan complejo y tan simple a la vez. Debe ser el más primitivo y básico de todos. Es TAN de cavernícola odiar. No querés darle importancia a esa persona pero sin darte cuenta, es lo que más te importa y por eso la "odiás". Porque hace que te desesperes, que te moleste lo que hace o deja de hacer. Te pasás el día entero pensando en lo que puede estar haciendo tu "odiado", con quién está, y dónde está. ¿Eso es odiar? Qué va, es preocuparse demasiado. Estás pendiente sin querer estarlo, te importa y lo ULTIMO que querés es que te importe pero no podés controlarlo, va más allá de vos y te querés matar. Generalmente los celos fomentan este tipo de sentimiento (de la edad de piedra, por supuesto). Esa persona "odiada" está con quien vos querés, se pasa el día con quien vos querés y no podés soportarlo, te agarra este sentimiento extraño y te carcome por dentro y sentís una rabia absoluta. A eso, a ESO le llamás odio. Pero no tenés ni idea de lo que es y ojalá nunca sepas lo que es odiar a alguien. Te agarran ganas de estrangular a esa persona, de que la pise un camión. Pero el odio es mucho más fuerte que eso, demasiado. Sacatelo de adentro, porque hace mal, te dejás de preocupar por vos y te quedás pendiente del resto. Te vas a terminar enfermando y principalmente a vos no te conviene.

jueves, 2 de julio de 2009

Vos.

Entrada número 20, qué cosa eh, pensar que cuando cree este blog, escribía todos los días, estaba MÁS que fascinada, pero ahora ya no. Tal vez es la monotonía la que me aburre, la rutina, soy de cansarme rápido. Será que al no cambiar de opinión, siempre escribo de lo mismo, pero ya no tengo ganas.
Hoy no, hoy va a ser distinto, porque veo las cosas de distinta forma, o eso estoy empezando a creer. ¿Mejora todo? No necesariamente, casi. Está todo como más claro, no mejor precisamente, pero claro al fin. Me di cuenta de que dependo de vos para subsistir, si, de vos que lo estás leyendo y no lo podés creer. Me pasa de estar haciendo algo y sentir que te necesito, esa "increíble pero inexplicable necesidad de vos". Impulsos, mi vida se maneja con impulsos, que no son exactamente convenientes, pero con vos no puedo, no me puedo guiar por mis condenados impulsos, no puedo dejarme llevar y por eso (y me estoy citando), no puedo "dejarlo ser". Estoy atrapada dentro de las cuatro paredes de mi cabeza, que no me dejan seguir adelante, dejar atrás esa parte que no me conviene, la parte que se aferra a vos de forma equivocada. Masoquista tal vez, eso parece. Pero no, ojalá fuera eso, OJALÁ, es mucho peor, es amor. Soy una mejor persona gracias a vos, maldito, porque si no hubieras hecho eso conmigo, no me importaría nada ni nadie, pero no, tenías que aparecer y cambiar mi forma de pensar. Dejé de sertirme algo que no era, me volví insegura, paciente, PACIENTE, ¿vos entendés lo que es eso? Imposible. Sos imposible, en muchos sentidos. Pero sos lo que quiero, sos vos lo que espero y por lo que desespero y por culpa de esa decisión, errada o no, eso no importa, hace que no encuentre a nadie más. Porque no hay otro, ni se acercan y yo estoy demasiado segura de lo que quiero, lo que busco. Vuelve una especie de seguridad, o eso parece, pero no de la seguridad que necesito. No se necesitan explicaciones, está todo más que claro, como dije antes. Por fin todo en su lugar, aunque no en el que desearía. Pero me enamoré y no hay vuelta atrás. Me reuso a seguir tratando de mover estas montañas, porque siempre va a haber otra y no voy a poder seguir moviendolas, seguir luchando contra lo imposible. No voy a seguir tratando de olvidarme o de que algo pase, pero como dice mi libro favorito, ya no tengo la fuerza suficiente para mantenerme alejada de vos.