domingo, 25 de abril de 2010

Princesa.

Ella es toda una princesa, de pies a cabeza, aunque todavía no pueda hacerse a la idea. Cada vez que entra a un lugar, éste se ilumina, todos los presentes pasan a un segundo plano y toda la atención se fija en ella. El tiempo se detiene, la tierra deja de girar cada vez que ella sonríe. Es hermosa, tiene una luz que muchos quisieran tener, o aunque sea ver en su vida. Cuando estás con ella no podés pensar en nada ni hacer otra cosa que no sea mirarla. La princesa tiene el maravilloso poder de hacer que todos los que la rodean se sientan bien, en paz, contenidos. Hace un tiempo su vida, su cuento, su mundo perfecto se vieron afectados, devastados, como si un huracán hubiera arrasado con todo a su paso. Después de esto, la princesa quedó sumida en una tristeza inmensa, la rodeaba la oscuridad y sentía en su pecho un agujero, un vacío que al parecer, nada podía llenar. Dejandose de lado para mostrarse entera, la princesa hizo caso omiso a su dolor para ayudar a una (casi) desconocida, sin ningún interés oculto se acercó prestando su mano, su sonrisa, sus consejos, para estar con alguien que realmente la necesitaba, que estaba entre la vida y la muerte, y que logró salvarse gracias a ella. Actualmente, la princesa todavía está reconstruyendo su palacio, reescribiendo su cuento, tratando de volver a la normalidad. Cada tanto se pierde, esa luz única se nubla por un rato, para luego volver a la normalidad. Pero no está sola, la princesa tiene un montón de personas que se preocupan por ella, que se desviven por verla bien, que no soportan no hablarle, no verla sonreír, que no esperaban que entrara en sus vidas pero ahora no pueden imaginarse sin ella. La princesa es hermosa, en todas sus formas, a cualquier hora del día, con cualquier estado de ánimo. De a poco lo está entendiendo, aunque le cueste admitir su belleza y lo que puede generar en la gente. Es una princesa, de pies a cabeza.

miércoles, 14 de abril de 2010

Única.

Nunca me dejes, nunca te vayas. No podría soportar tu partida. No te esperaba, no me creía capaz de conocer alguien como vos. Por momentos se torna inexplicable, siento que no hay palabras que puedan describir esto que siento, lo que generás en mi. Una sensación de bienestar inmediato recorre mi cuerpo cuando te veo, cuando compartimos el tiempo, aunque sea haciendo "nada". Muchas veces quisiera poder entrar en tu mente, saber lo que pensás, buscar ese espacio que lleva mi nombre y entender si me querés aunque sea una décima parte de lo que te quiero yo. Me desespero si no estás, me falta el aire cuando pienso que puedo perderte. Es raro no poder enojarme, sentirme débil ante tu sonrisa, necesitarte, sí, eso es lo que estaba buscando, te necesito. No creo que te des una mínima idea del cambio que generaste, marcaste un punto y aparte y empezaste un párrafo nuevo en la historia de mi vida. Sos el "después", dejaste el "antes" encerrado bajo siete llaves, y yo no tengo ninguna para poder abrirlo de nuevo. Literalmente (y repito, literalmente), salvaste mi vida. Te la debo, te la entrego, no la quiero, es tuya. Simplemente te pido que no me dejes caer, que nunca dejemos de creer y mucho menos de sonreír. Te amo y dudo poder dejar bien en claro lo que sos, el poder que tenés sobre mi, sos la única que puede calmarme mirandome a los ojos, la única que me devuelve la sonrisa, la única que me hace olvidar (y resolver) todos mis problemas. Verdaderamente sos la única. Una en un millón.

domingo, 4 de abril de 2010

Cada vez.

Cada vez que se hace de noche no puedo evitarlo. Ese agujero que todo el día me hace creer que está cerrado, se reabre y me deja sin aire. Intento combatirlo, distraerme, mantener la cabeza ocupada, pero llega un momento en que nada puede taparlo ni hacerme olvidar aunque sea por unos segundos, que todavía te amo.
Mi mundo llora, mi paraíso no es lo que era y no quiere volver, me duele, todo el cuerpo me duele, casi todas las cosas que me rodean me hacen acordar a vos. Los lugares a los que fuimos, donde nos sentamos, las cosas que compartimos, las risas, los chistes, palabras, canciones, faltas de ortografía, formas de mirar, chismes, gente, todo me recuerda. ¿Cómo se hace para olvidar a alguien que está en todas partes? Por momentos siento que te odio, que no me importás, que no quiero saber nada, pero a la larga me doy cuenta de que no es así, que es una mentira, que en realidad es lo que quiero que me pase. ¿Cómo puedo tener la seguridad para aconsejar a alguien que está igual que yo si yo no consigo olvidarte?
Por momentos se me crean falsas ilusiones, cuando el enojo le gana al amor y puedo creer que te olvidé, que ya no quiero saber más de vos, que no me interesa, que nada puede derribarme.
Pero la realidad es que nunca me voy a olvidar de ese 27 de septiembre en el que sentí que me moría. Después del cual el mes siguiente estuvo absolutamente vacío. Ese día sentí que te perdía, que todo por lo que había luchado se desmoronaba en un segundo, por un error que se volvió fatal. Desapareciste como nunca creí que iba a suceder, la costumbre me había hecho pensar que no iban a pasar dos días hasta que volvieras, a lo sumo tres. Pero no fue así, estaba total y completamente equivocada, así que todas mis suposiciones se fueron al diablo. No quería hablar con nadie, salir con nadie, saber de nadie y tampoco se lo dije a nadie. Estuve un mes desconectada, en el que no sentía pasar el tiempo, en el que todos mis amigos me preguntaban si estaba viva porque hacía un montón que no me veían y/o hablaban conmigo. Ese día marcó un antes y un después en mi vida, fue el comienzo de ese agujero en el pecho que hasta el día de hoy todavía me persigue.
De a poco se va yendo, cada vez molesta y duele menos. Pero todavía está acá, no se fue a ningún lado. Se desvanece, junto a todo el cariño, junto al respeto que cada vez me convenzo más de que no te lo merecés.
Espero que algún día te des cuenta de lo que perdiste. Que vos decidiste renunciar a una persona que te bancó absolutamente en todas y nadie nunca lo va a hacer. Ojalá te des cuenta y tengas la valentía para aceptarlo.