jueves, 31 de mayo de 2012

Will you surrender with me?

Calculo que nunca vas a dejar de cargarme por la forma en la que empezamos a hablar. Y aunque no me respetes ni un poco, podría decir que, ¡menos mal que lo hice! Digamos que entraste a mi vida casi por casualidad, habiendo pasado un año juntas sin hablar, las probabilidades de que una amistad surgiera eran casi nulas, por lo menos desde mi punto de vista. Pero bueno, pese a todas las inexistentes expectativas, acá estamos.
Primero te quiero pedir perdón, por no haberte entendido de entrada aunque pretendí hacerlo. Por haber creído que era algo pasajero, que te ibas a dar cuenta de que te querías quedar. Perdoname por haber sido tan egocéntrica, perdoname por no haberme dado cuenta. Perdoname por no haber podido acompañarte en esto que te pasa, por lo menos hasta hoy. Pero la verdad es que no caía, no me había dado cuenta de lo permanente que esto iba a ser. Y por ende, no le había dado la importancia necesaria.
Como te dije hace un ratito, no creo que haya motivos que te aten a este lugar, más que nosotros. Sería totalmente impensado detenerte, querer encontrar una forma de que no te vayas. Fácil sería decir que me mata que te vayas, tener que encontrarte de casualidad conectada para poder saber de vos. Me mata la sola idea de pensar que no voy a poder verte cuando se me cante, y lo difícil que va a ser.
Pero creo en nosotras, sé lo que somos, lo que significamos la una en la vida de la otra, y por mucho que duela, por difícil que sea, sé que vamos a poder con ello. Ningún océano nos va a separar, ninguna distancia, porque no hay barreras que no podamos romper. Yo te entiendo. Yo sé lo que estás sufriendo, sé lo mucho que te está costando dejarnos. Sé que quisieras partirte al medio y que quisieras que fuera más simple, pero no se puede. Si yo te preguntara cómo te ves en diez, veinte años, estoy segura de que tu lugar sería allá. Porque así son las cosas. Tuvimos la suerte de habernos conocido y por culpa de eso, tenernos ahora y querernos como lo hacemos. Si no nos hubiéramos conocido, no podríamos estar tristes ahora. Así que, agradezcamos habernos cruzado, y, sobre todo, agradezcamos haber conectado. No quiero acostumbrarme a la idea, no quiero imaginarme sin vos. Pero te prometo, que por las dos, lo voy a intentar. Aunque no haya nada que pueda separarnos.
I should tell you that I'm sorry. I got angry, in fact, I've been angry for a week. But today. Today I realized. Now I know how easy it would be to say 'Baby, stay with me' (as Parachute does in 'Kiss Me Slowly'). But you can't. You read me? You CAN'T stay because of us. You have to do what you need to. We're friends, in fact, you're my best friend, and I'm not gonna give up on you, never. But, maybe, as Finn said, we need to surrender. Your life is there, in England, with your family, the people you love. And my life is here, for the same reason. This doesn't mean that we're not going to be friends anymore. I would literally fly in order to kill you if you even tried to do that. So, let's surrender. Let's do it for both of us. We need to let this thing go to enjoy our time together till you leave. Do you love me as much as I love you? If your answer is 'yes', then do this with me. But if the answer is 'no', then to this for me. Will you surrender with me?

miércoles, 30 de mayo de 2012

La esencia.

Ayer fue un día atípico. Estoy empezando a sentir que todos mis días son atípicos. Me empiezo a cansar y me pesa la rutina, la rutina de no tener mucho que hacer. Y cuando tengo mucho tiempo libre como para mirar al horizonte y entretenerme con algún pajarito que vuela a lo lejos, algún balcón con una señora que cuelga la ropa, o mismo un transeúnte que pasea por la calle, me pasa justamente eso, divago.

Después de una hermosa velada con un grupo de inadaptados que me hace inmensamente feliz, incluso cuando intentan hacerme sacar canas verdes, volvía a casa con mi querida amiga Ani y nuestra conversación me dejó algunas ideas que quisiera compartir a continuación:

Si a uno le toca la desgracia de padecer una enfermedad que lo priva de estar conectado con el presente a cada momento, si por algún motivo, los recuerdos parecen desaparecer... ¿Es realmente así? Creer que los recuerdos se esfuman es algo muy pobre, muy triste. Yo creo que hay algo mucho más profundo detrás. Yo creo que lo que hace la mente es atarse a un momento en particular, teniendo en cuenta el factor de la enfermedad, que facilita y empuja este proceso. Pero a lo que me refiero es a que, no se trata sólo de olvidar, se trata también de recordar selectivamente. Es desgarrador pensar en lo que debe sentir la familia de la persona que empieza ese proceso. Un proceso en el que el cerebro se va apagando poco a poco. En el que la persona, decide bajar los interruptores, desenchufar las lámparas, hasta quedar totalmente sumida en su propio mundo. Y así, seguir el tiempo que pueda hasta terminar de apagarse para siempre. Y esta desconexión progresiva yo la veo como una válvula de escape, como una forma de abstraerse de todo aquello que no se quiere recordar, que no se quiere ver. Y acompañando esto, la gran pregunta sobre la esencia de dicha persona. ¿Se perderá la esencia junto con los recuerdos? Yo creo que no. Pienso que, aunque la memoria sea arrebatada, aunque los recuerdos no puedan ser consultados, incluso si los allegados son imposibles de recordar, la esencia está siempre escondida. Porque la esencia no tiene que ver con lo que se pueda recordar, la esencia es como el alma, algo que existe pero que no se puede tocar y tampoco se puede ver. Uno no deja de ser uno aunque sea incapaz de atesorar los momentos más felices. Porque lo que llevamos adentro, eso que define quiénes somos, nos acompaña para siempre, no importa qué pase, qué intente detenerlo. Y con detenerlo me refiero a dejarlo atrás.
Y espero estar en lo correcto, porque perderse a uno, es lo peor que puede pasar. Hay veces en las que olvidamos eso que somos, cuando estamos ocupados, cuando nos dejamos llevar por todo aquello que nos rodea. Pero lo que somos, lo que de verdad nos define, siempre vuelve. Vuelve sin importar lo demás, vuelve y se hace notar. Vuelve abriéndose paso ante todo. Y de nuevo, aunque sea en algunos pocos momentos de lucidez, vuelve.

martes, 8 de mayo de 2012

Quedate conmigo.

Siempre creí que nunca me iba a sentir vieja hasta no ver a mi hermana terminar la secundaria. Pero el momento me llegó mucho antes. Y bueno, hoy es mi día. Mi bebita cumple quince. La que siempre quiso que yo le recordara cuánto la quiero, la que de cada tres palabras, dos son para contarme lo pelotuda que soy. Alguien con quien aprendí a compartir de todo. Desde la música, las series, hasta los problemas más grandes y más escondidos dentro de mi. Porque cuando hablo con vos, no importa de qué, siento como si estuviera tirada boca arriba en un lugar increíblemente cómodo, como si no necesitara nada más para poder hablar. Y además de la puteada, siempre tenés palabras muy justas, a pesar de tu corta edad. Y es raro mirar atrás. Intentar recordar el día en el que me regalaste tu primera sonrisa. De hecho, no puedo acordarme cómo fue que empezamos a hablar. Pero lo que sí sé, es que me pasaron muchísimas cosas desde que nos conocimos. Desde el minuto cero, empezaron mis momentos poco gratos. Todas mis crisis, mis locuras. Y nunca me dejaste caer. Cuando yo ya no quería hablar, vos me obligaste a hacerlo (de una forma muy poco amorosa si tengo que describirla) pero que me hizo atajarme a tiempo. Hiciste que sacara lo mejor de mi. Todo lo que tenía escondido. Me hiciste cantar las cosas desde lo más profundo de mi alma. Me ayudaste a escribirlo, me pediste que lo gritara. Y lo más importante, con tus formas raras de demostrar amor, siempre me hiciste sentir lo mucho que me querés. Y lo mucho que creés en mi. Me viste equivocarme una y mil veces, pero me dejaste pegarme todos los palos sola, para poder estar ahí cuando volviera con la frente golpeada. Me gritaste: ABRÍ LOS OJOS GUILLERMINA, NO SEAS PELOTUDA. ¡Y sí que lo hice! Tenés una fuerza, chiquita, que no te das una idea lo que es. Y mirá, yo te voy a contar algo muy raro pero acertado que yo pienso. Yo creo, fuertemente, que hay personas que son distintas. No de una forma mala, al contrario. Yo creo que hay gente que puede ver más allá. Como si tuvieran ojos para lo que no se puede ver. Una capacidad de percibir las cosas innata. Me creo alguien así y sé que vos lo sos también. Y sabés llegar y así como lo hacés, sabés irte también. Y sería medio cursi decirte todo lo que sé que podés hacer, porque me gusta la posibilidad de que puedas irlo descubriendo sola. Ahora empieza la mejor parte de la vida mi querida, hoy empezás a vivir de verdad. Subís la escalera que sólo te lleva para arriba, y que nunca, jamás, se termina. Pero tené cuidado, de a un escalón por vez, no vaya a ser que te tropieces y te tenga que agarrar. Aunque siempre, absolutamente siempre que lo necesites, voy a estar lista para saltar a tu rescate. Sos única, nunca te vayas a olvidar de eso ni por un segundo. Cuando te digan que no podés, demostráles que sos capaz de eso y de muchísimo más. Gritá que sos diferente. Contale a todo el mundo lo que sos y lo que podés llegar a ser. Que se escuche, que se enteren. Y por sobre todo, que no te pasen por arriba. Sos alguien a quien vale la pena escuchar. Y sobre todo, alguien a quien vale la pena tener cerca. Quedate conmigo. Gracias por esta amistad fuera de serie, para la que tengo algunas palabras porque esto es lo que hago, pero que, de verdad, no puede describir ni una décima parte de lo que me hace sentir. Gracias por creer en mi, por acompañarme. Y por obligarme a entender que me querés no importa qué. Feliz cumpleaños Lu. Te amo.

lunes, 7 de mayo de 2012

Equilibrio.

Siento que a través del tiempo aprendí a captar información y transformarla en un texto. Y últimamente estuve saboreando la sensación de que esta capacidad se me había escapado. Pero ayer me di cuenta, que éste es un juego que acaba de comenzar. Digamos que, decidí que voy a luchar por esto, por más que a alguno le pese. Es lo que soy. No es fácil ser. Hay que tener mucho valor, mucha confianza, muchísimas ganas de salir adelante. Y en este tiempo que pasó, me estuve debatiendo entre lo que soy, lo que me gustaría ser y lo que los demás quieren que sea. Qué si mis instintos no me llevan por buena camino? Cómo saber cuándo parar? Me corre el tiempo. Me corren los estereotipos. El problema es que yo no entro en ninguna categoría. Puede hasta sonar arrogante, pero soy mucho más que una calificación. Soy alguien que aprendió a ver la vida desde otro punto de vista, alguien que tuvo al mundo claro desde el minuto cero. Y cómo hacer que estas ideas lleguen a alguien? Esa es la parte difícil del asunto. Imagino que si fuese fácil sería aburrido, pero estoy cansada de que ese sea mi consuelo. Cómo demostrar que se puede ser diferente y feliz? Cómo hacer que la juventud se de cuenta de todo lo que tiene para dar? Y, sobre todo, cómo renacer las ganas de quedarme acá? Quiero una motivación, quiero la posibilidad de mostrar todo el potencial que tengo. Compartir mis teorías con quien las quiera leer y escuchar. Sueños sobran, la voluntad está. Por qué sobran preguntas y faltan respuestas? Cómo se encuentra el equilibrio entre lo que sueño y lo que creo posible? Y lo peor, qué hago si para encontrar ese equilibrio tengo que resignar algún pedazo de lo que soy? Siento que el tiempo se me va.

jueves, 3 de mayo de 2012

Un año después.

Es difícil de creer lo rápido que pasaron los días. Si me pongo a pensar, siento que fue ayer que me enteré que nos habías dejado para siempre. Cuando sentada en ese aula me llegaba una de las peores noticias de mi vida y con ella, la tormenta de lágrimas, la angustia y la bronca. Y todos los pensamientos que acompañaron a mis sensaciones. No podía hacer nada, pero lo más fuerte, lo que más me molestaba, era el hecho de no haberme podido despedir. Todo producto de un teléfono descompuesto, de informaciones mal dadas y de una esperanza válida mezclada con ilusiones. Y eso es algo que realmente, no creo llegar a poder perdonarme nunca. Creí que mi mundo se destrozaba. Que todo lo que era se dinamitaba para siempre. Y lloré, grité, pateé, hasta que no me quedaron fuerzas. Hasta que no me pude mover más. Traté de seguir con mi día hasta que se hiciera la hora para ir a verte. Junté todas mis fuerzas y de la mano de mi amiga, nuestra amiga y el poder de todos los recuerdos que me transportaban a momentos maravillosos compartidos con vos, fui. Llegué y necesité compañía para tener el valor de subir. Cuando lo conseguí, entré y te ví. Tan distinto. Tan injustamente cambiado. Pero siempre con esa luz tan tuya. Y en ese momento me di cuenta que todo era verdad. Que no había vuelta atrás. Que cuando me fuera de ahí, no iba a poder ver tu cara nunca más sin citar a mis memorias o sin buscarte en alguna foto. Y fue justo ahí que entendí lo mucho que me iba a costar desprenderme. Cuando llegué a mi casa lloré, volví a destruirme, a necesitarte. Y, no me olvido más, me puse un buzo, abrí las dos puertas del balcón y salí. Tuve uno de los berrinches más fuertes de mi vida. Me tiré al piso porque ya no tenía fuerzas. Y cuando lo hice, de repente una ráfaga de viento terminó con mis sollozos. Lo que automáticamente hizo que yo supiera que siempre iba a poder encontrarte en el viento. Y que cada vez que éste revolviera mi flequillo, paseara por mi cara, iba a poder sentirte conmigo. Y así fue. Eso me dió la fuerza necesaria para levantarme y seguir. Para estar plantada un año después. Ya un poco más crecida, de hecho, teniendo hoy la misma edad que tenías la última vez que te ví, cierro mi capítulo. Nunca, pero ni aunque se me borre la memoria, me voy a olvidar de vos, aunque a veces me desespere no saber si recuerdo tu voz. Cuando no puedo escucharte reír me pongo muy nerviosa, hasta que me concentro y puedo encontrarla guardada en un rincón de mi mente. Siempre te voy a llevar conmigo. Pero hoy dejo de sufrir. Oficialmente te prometo que te voy a guardar siempre en mis risas, pero te juro que no voy a volver a derramar lágrimas desesperadas, que te voy a dejar ir de gira y volver cuando tengas ganas. A tocarme alguna melodía en el piano para que pueda cantar con vos. Siempre vamos a estar unidos. Sos parte de lo que soy. Y de lo que voy a ser siempre. Hoy termino de decir adiós. No te olvido, pero te dejo ir. Volvé de vez en cuando, sólo si ves que necesito que me encaminen de nuevo. Gracias por haber dejado que me tomara más del debido tiempo. Perdoname por haberte hecho esperar tanto, simplemente no podía. Volá y cuando quieras, volvé, total ya sabés el camino.