miércoles, 4 de mayo de 2011

Para siempre.


DO YOU WANNA FIGHT? *risas* RIGHT HERE? RIGHT NOW? *más risas* WITH THE CHAIR? WITH THE DOG? HERE IN THE STREET? *no paraban de reírse* COME ON BITCH!
Así empieza uno de los mejores recuerdos que tengo, uno de esos que nunca jamás voy a olvidar, que siempre voy a llevar conmigo. Esa voz de negra estadounidense que parecía ser atrevida y tener poca ropa era absolutamente increíble. Y no importaba el momento, no importaba el lugar, sólo se necesitaba pronunciar el "Do" para estallar de la risa. Justo el viernes estuve hablando de vos en la psicóloga, y se me hacía un nudo en la garganta de sólo pensar en que había dejado que nuestra relación estuviera un poco colgada hasta que todo el desastre comenzó. Le contaba de lo mucho que te quiero y de todo lo que significas para mi. Que me pongo a pensar y me acuerdo de los mil y un momentos buenos, de cuando nos preparábamos para ir juntos como delegados de Eritrea al Modelo de Naciones Unidas, el día que llegamos, agarrados del brazo, con los ojos bien abiertos y cara de susto, lo mucho que nos reímos durante esos tres días, la cantidad de mails de los otros delegados que conseguimos, y por supuesto, el apoyo que nos dimos el uno al otro a cada momento en el que tuvimos que hablar, preguntar, o contestar una pregunta. ¿Cuántas veces nos retaron por hablar? ¿Y por reírnos? "QUE NO SE ENTERE GIALLONGO" pensábamos, y.. claro, creíamos que nos íbamos a comer el 1 más grande de nuestras vidas. Dejamos Eritrea atrás, vino mi cumpleaños de 15, en el que junto a Eli y Zeta me regalaste la hermosa cadenita que hoy llevo colgada y que no creo que me saque durante mucho tiempo, esa misma fiesta en la que dediqué una de mis velas a mis hermosos compañeros de delegación, entre los que por supuesto estabas contado. Y se acercaba Libia, como todos los años fuimos a parar a la biblioteca de las Naciones Unidas, pero no fue un viaje normal. Salimos panchisimos del colegio, riéndonos de todos los que nos miraban como si nos hubiéramos rateado, cuatro adolescentes con uniforme de colegio a las 9 de la mañana en la calle no era precisamente normal, aunque nosotros tampoco lo éramos. Como no teníamos que volver al colegio, hicimos todo a nuestro ritmo, el más lento de todos. Pasamos por la esquina de Senillosa y no me olvido más de esa panadería que había en la esquina porque TUVIMOS QUE pararnos para que miraras unas tartitas que tanto te gustaban, aunque al final no compraste ninguna. Tomamos el 132, el doble por supuesto porque yo parecía un bebé y necesitaba subirme a ese. Compramos Twistos (de jamón, obviamente) y una Fanta y seguimos camino, obvio que la Fanta me la compraste vos, con cara de que yo estaba hecha un bebé literalmente. Nos quedamos atrás comiendo nuestros maravillosos Twistos (que también comprábamos en las capacitaciones) y como siempre empecé a meterlos de a cinco en mi boca, hasta que me atraganté. Empezaste a golpearme en la espalda mientras yo me reía y atragantaba cada vez más, gritándoles a Fede y a Iris "SE ATRAGANTA, JAJAJAJAJ, SE ESTÁ ATRAGANTANDO!!!" Volví a respirar y nos reímos las cuatro cuadras que nos faltaban, sin detenernos, haciendo de ése otro de NUESTROS momentos, de esos maravillosos que nunca me van a abandonar. Me acuerdo que en ese modelo te luciste, más allá de tu traje (que te quedaba perfecto), tus zapatos de gamuza (por los que tanto te cargamos) y tus maravillosas gafas (con las cuales rompiste varios corazones), te luciste porque te esforzaste y porque eras absolutamente fantástico. Me encanta poder tratar de recordar lo que viví con vos y no tener ningún recuerdo malo, poder pensar en vos tocando ese piano desafinado, pero que cuando vos lo tocabas no sonaba tan mal, aunque fuera Evanescence o Bella's lullaby, no importaba. Y puedo recordar mil cosas, mil momentos, pero nunca voy a poder recordar uno en el que no estuviéramos riendo, gritando, cantando, saltando, siendo felices. Eras increíble, SOS increíble, como persona, como amigo, como todo. No había nadie que pudiera tener mejores pensamientos que vos, mejores proyectos para el futuro, mejor idea de la verdadera razón de la vida. Sabías vivir. Y me enseñaste cómo hacerlo. Y ahora hay que seguir, para que nada de lo que construiste en todos nosotros se derrumbe, para que la sonrisa de la foto siga brillando todos los días en los recuerdos, en las fotos, en los momentos, en la mente y en los corazones, sobre todo en el mío. Mi amigo, mi compañero, mi Francis. No te digo adiós, porque sé que nos vamos a volver a ver en algún momento, para poner caras de puta y hacer ese gestito con la mano que te salía tan bien. Cuidame desde donde estés, ¿podés prometerlo? Yo te dejo ir, porque sé que vos sabías que tenía que ser así, sé que vos elegiste dejarte ir, y lo respeto y entiendo, hasta te felicito por tu valentía. Siempre te voy a llevar en mi corazón, en ese pedacito que hoy siento que me falta. Te quiero, porque sos puro, porque sos especial, porque sos la mejor persona que conocí. Porque nada te importaba, nada te podía derribar. Francis Abel Ahumada, te quiero, te extraño, te necesito, te tengo, te dejo ir, no te olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario