miércoles, 4 de enero de 2012

Año nuevo. ¿Vida nueva?

Otro año voló. Podría ponerme a hacer un balance, pero me daría mucho miedo el resultado ya que fue un año lleno de cosas malas para mi. Algunos recuerdos inolvidables e irrepetibles como Bariloche o el concurso de canto, personas que conocí que me las quedo, me las guardo, que las rescato entre tantas situaciones que quisiera poder borrar. Este 2011 se llevó consigo todas mis ganas de llegar a quinto año, se llevó mi oportunidad de disfrutar cada minuto de mi último año de secundaria, se llevó a una de las almas más grandes que conocí, y trajo consigo mucho dolor. Muchas lágrimas derramadas, me devolvió esa sensación de agujero negro en el medio del pecho que hacía mucho que no sentía, hasta podría decir que extrañaba. Me trajiste desolación hijo de puta, me robaste la sonrisa durante muchísimo tiempo, hiciste que tuviera que luchar contra mi para levantarme todos los días, me golpeaste, una y otra vez, hasta que me cansé, hasta que tuve que gritar que quería algo mejor, hasta que tuve que cantar desde lo más profundo de mi alma que no iba a caer, que no me iba a rendir. Fuiste un año de decisiones, tuve que elegir mi futuro, tuve que arriesgarme, necesité una cantidad de viento inexplicable para hacer a mi mundo girar. Me arrebataste los sueños durante un rato para devolvérmelos mucho después. Me dejaste en la lluvia, sin saber qué hacer, sin saber dónde encontrar eso que estaba buscando. Pero gracias a todo esto, a tu cagada tras cagada, de una manera u otra me diste las fuerzas para arrancar ahora con todo. Para decirte que sos un hijo de puta, que no quiero volver a vivir esto nunca más, que lo que no me mató, me hizo más fuerte. Quiero enamorarme, quiero vivir. Quiero sentir el por qué de mi paso por este mundo. Quiero hacer a la gente entender que es necesario vivir cada segundo como si fuera el último. Que no se puede dejar nada para después, que no se puede subestimar a la vida. No somos invencibles, sin importar la edad, todo puede terminar con un abrir de ojos. No dejemos atrás los sueños. No nos olvidemos que la vida está hecha para disfrutarla, quedémonos en los pequeños detalles. Amemos, no ahorremos un "te quiero". No escatimemos en las palabras, no nos arrepintamos de habernos guardado algo. Porque lo que no se dice, todo aquello que se guarda, desaparece para siempre. Se esfuma, se borra. Y no hay absolutamente ninguna manera de recuperarlo después. Sí, año nuevo, vida nueva. Voy por mis sueños.

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