miércoles, 3 de octubre de 2012

Un día más.

Nunca me había pasado, el hecho de estar sentada, pensar en algo y que los ojos se me llenasen de lágrimas. Nunca hasta hoy. Eso de llorar se veía como algo bastante desconocido para mi. Hasta llegué a creer que era medio inmune, como si de una enfermedad se tratara.
Pero me llegó el turno, supongo que no debe haber sido normal pasar tantos años exenta, mucho menos teniendo en cuenta todas las situaciones que me tocaron vivir, o mejor dicho, que me tocan vivir, todavía hoy. Parece que fue ayer que tenía ocho años y mi mamá me sacaba de mi cama para decirme que mi abuelo ya no estaba, o que venía la profesora Moschini a contarme que Francis se había ido, o mucho más cerca en el tiempo, que me enteraba que Franco me había dejado para siempre.
Y toda mi vida dije que iba a seguir, que nada en el mundo iba a detener mi camino. Pero me estoy dando cuenta, que aunque hable mucho y se me ocurra decir que seguí adelante, la realidad es que llevo un mes suspendida en el aire. Pero sin perder la razón, esperando la caída inminente. Y me llegó. Hace poco menos de 24 horas, sola en mi cuarto, me empecé a sentir sumamente triste. Una tristeza que no puedo describir con palabras, que no existe ni tiene explicación aparente. Sentí su falta, sentí cómo el agujero negro crecía adentro mio y se abría paso para destruirme por completo. Y me salieron las lágrimas, sin esperarlas, mucho menos queriéndolas, pero ellas tenían que brotar. Imagino que debe haber sido un intento de mi mente y mi cuerpo de aliviarme. Pero el alivio no llega, me duele pensar, me cuesta entender.
Siento que me rendí, que ni siquiera creo ser capaz de volver a reír sin dolor, sin sentirme culpable por no extrañarlo más, como si eso fuera posible. Quiero que el simple hecho de existir deje de sentirse como una agonía, quiero ser libre de mi misma. Y del vacío que tengo adentro, que lleva su nombre.
Él no se fue, no se va a ir. Como dice el gran Jorge Drexler, él se convirtió en polvo de estrellas. Yo creo que como tal, hoy es parte del aire, y como ya dije alguna vez, lo siento cada vez que soy capaz de percibir mis latidos, porque eso era lo que podía escuchar cada vez que lo abrazaba y ponía mi cabeza en su pecho, sus latidos. Por los que daría todo lo que tengo, por ser capaz de escucharlos una vez más y a los que hoy recuerdo como una melodía. Quisiera poder sentir su olor o escucharlo decir "ta bueno, ta" o enseñarme cómo se toma mate en el campo, o verlo arremangarse su camisa con cara de resignado porque sino el asado iba para atrás. ¿Quién me va a decir Pocha? ¿Quién va a poder tirar comentarios como los suyos cada medio minuto? Y ni hablar de las caras que ponía, o de su risa, mucho menos de su mirada tan pura y llena de paz.
Nada ni nadie me lo va a devolver, porque no existe manera de que eso suceda. Pero me agradezco por ser muy observadora, tan detallista, porque eso me deja citar a mi memoria y tenerlo presente como si nunca se hubiera ido. Quisiera poder haberle dicho lo mucho que significa para mi (acabo de escribir "Significaba", pero obviamente tuve que corregirlo, porque significa el mundo entero para mi), quisiera haberle dicho que es único, que el amor que yo siento por él no tiene comparación, y que lo que me enseñó en seis años de amistad se queda en mi para siempre, como su recuerdo. Me gustaba pensar que uno logra dejar de recordar a quien se fue con dolor una vez que vuelve a hacer todas esas cosas significativas que hizo con esa persona, pero esta vez solo. Y yo sé que en este caso nunca voy a poder. Porque no voy a tener la posibilidad de volver al aula en la que nos conocimos, que nos vio crecer. El laboratorio en el que pasamos innumerables horas, siempre sentados adelante, como el vip. No me alcanzaría la vida para volver a todos los lugares en los que estuvimos alguna vez.
Así que tendré que luchar contra mi enemigo, el dolor, de alguna otra forma. Si alguien cree conocer la fórmula, que por favor me avise, porque de verdad estoy desorientada. Nada es lo que era. Siento que nada puede traerme paz. Lo perdí todo.
Lo extraño con todo mi cuerpo, espero alguna vez poder aprender a vivir con esto. Me gustaría volver atrás para tener un día más, un día más con él. Sólo quiero sentir su abrazo, un día más.

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