lunes, 16 de agosto de 2010

Siempre va a estar bien.

Se avecinan cosas feas, nada de lo que está pasando parece tener un buen fin. Tengo la sensación de que todo mi paraíso, ese que una vez estuvo nublado y últimamente sólo irradiaba luz va a ser arrasado por un terrible huracán. Tengo miedo. Pero lo manejo por ahora. No quiero perderlas, no quiero que se vayan, pero no puedo hacer nada, no puedo detenerlas si creen que eso es lo mejor. Llegaron a mi vida cuando estaba perdida, cuando no sabía para dónde arrancar, cuando estaba estancada en un pozo del que no podía ni me dejaban salir. Había perdido toda mi capacidad de quejarme, de plantarme, de decir que no, de no dejarme pasar por arriba (aunque hoy en día me cueste hacerme respetar). No tenía ganas de seguir, no encontraba motivos para salir del pozo, no sentía ganas de luchar por mi, por mi vida, por mis sentimientos. Sentía terror al siquiera pensar en querer a alguien, relacionarme, interesarme, me habían lastimado tanto pero tanto que no me sentía capaz de poder volver a confiar jamás. Me empecé a relacionar con esa gente que nunca se había alejado, que aunque yo no le hablara tanto, sabía que estaba ahí (sí amiga, sentite tocada). Me di cuenta de lo que eran las buenas amistades, de esa gente que siempre estuvo y siempre va a estar. Esa que todas las veces que me caí estuvo ahí para levantarme, esa gente que cuando lo necesité, me cagaron a pedos para hacerme reaccionar. Esas personas que NUNCA hubieran dudado en pegarme si lo hubieran creído necesario para verme mejor. Me enseñaron todas las cosas que había olvidado, como diría Arjona, me enseñaron entre otras cosas a vivir, pero se olvidaron de enseñarme qué hago si no están. Se volvieron importantes y volvieron aún más importante a gente que está conmigo prácticamente de toda la vida. Y ahora te voy a hablar directo a vos, alguien con quien las cosas están complicadas y lamentablemente no siento que mejoren, que me duele pensar que le puedo hacer mal, esa persona que SIEMPRE me dijo que estar mal no valía la pena, que yo era mucho más importante que cualquier cosa, que no tenía que preocuparme por cosas sin importancia. Nunca se te ocurra pensar que no sos imprescindible para mi, que no te quiero tanto como respiro, que me olvido de vos, que no te cuento entre los importantes. Lo que pasa es que, todas las cosas están dichas, tantos años de amistad tienen la prueba de que nunca voy a dejarte ir y espero que lo tengas claro. Siempre te voy a llevar en mi y te voy a buscar cuando tenga problemas o cosas buenas para contarte, porque te amo, porque sos mi amiga con todas las letras y porque nunca podría hacerte mal, por lo menos no a propósito. Y si algo te dolió, algo te molestó, te pido perdón, de todo corazón.
Todo cambia, todo se está revolviendo, pero es momento para que demostremos que siempre vamos a poder con todo, con cualquier lluvia, con cualquier tormenta, con cualquier huracán. Pero aunque decidan irse, aunque decidan seguir sin mi, aunque decidan terminar con todo, para mi siempre va a estar bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario