jueves, 13 de enero de 2011

Quiero.

Quiero decirte tantas cosas, necesito que sepas lo que me pasa, todo lo que siento por vos. No puedo seguir así, enojos injustificados, días malos, cosas que "no entendés, no podés entender". ¿Por qué no decirte todo y listo? Miedo, eso es, miedo a tirarme a la pileta y que no haya agua. Creo que hay, pero no la suficiente como para tirarme de cabeza y no rompérmela contra el piso. Es TAN complicado, me cuesta tanto... Cosas que no me "deben" pasar, pero me pasan, sólo a mi, cuanto más imposible más me gusta, pero está la excepción que confirma la regla, tiene que estar. ¿Serás vos? La única persona que me hace estremecer, que cuando estamos en el mismo lugar, no importa nada, ni la hora, ni el momento, me entendés, me calmás, me llenás, sos mi "media mitad". De una especie única, sin nadie que pueda siquiera parecerse, ni aunque me pase la vida buscando. No me olvido de las cosas que hablamos, ni de las que decimos sin hablar. Me paso todo el día pensando en vos, increíblemente quejándome de eso y acusando que no me entiendo y que nunca me voy a entender. ¿Qué me pasa? ¿Dónde tengo el problema? ¿Por qué no se termina? No me aguanto. No me entiendo. Perdí la fe en mi y mi capacidad de comprender las cosas que pasan por mi cabeza. Me siento mal, no quiero más. Otra vez estoy perdida, pero esta vez es por mi culpa, es algo que no puedo manejar. Aunque, al final del día, la fe es algo gracioso. Aparece cuando menos la esperás (menos a mi por ahora). Creo que es como, un día darte cuenta que tu cuento de hadas puede ser un poco distinto a cómo lo soñaste durante toda tu vida. El castillo... bueno, quizás no sea precisamente un castillo. Y capaz no es tan importante eso de "vivieron felices para siempre", sólo que vivieron felices en ese momento. Me parece que tengo que dejar de darme bola, porque cuantas más vueltas le de al asunto, menos me voy a entender. Tengo que dejar que las cosas vengan a mi, dejar fluir todo lo que sucede a mi alrededor. De vez en cuando, con una luna azul, la gente puede sorprenderte. Y de vez en cuando... la gente puede incluso dejarte sin aliento.

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