jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Cómo se hace?

Es como si todo estuviera en silencio. Como si la luz se hubiera apagado. Como si ya no quedara nada.
Siento que estoy viviendo en piloto automático, porque ya no me queda nada por esperar. Nada que me pueda sorprender, nada que me pueda devolver la esencia. Y es muy triste. Ponerme a pensar en todo lo que perdí y creer que hay más perdido que ganado. Pero es una realidad que, en mi corta vida, los golpes han sido más que numerosos.
Y no sé cómo seguir. Acostumbro a dejar que nada me lleve por delante, a entender todo, a solucionar los problemas rápidamente. Pero esta vez no puedo. Siento que la fuerza se me terminó, que no queda nada. Ya no hay nada.
¿De qué me sirve la vida si no puedo verte? Si todo lo que quiero se rompe, desaparece. Me da miedo acercarme a la gente, hacer nuevas amistades. ¿Para qué? Si todo se termina... Peor aún, no quiero estar así. Quiero volver a ser yo.
Y yo sé que no te gustaría verme así, tanto como a mi me gustaría poder volver a verte reír. Hacer tus locuras, tratarme con desprecio para intentar que yo crea que no me querés. Y todo a lo que me habías acostumbrado. Pero siento que mi alma salió corriendo y ya no quiere volver. Como si una parte de mi se hubiera ido con vos, y esta parte (casi tan enorme como tu corazón), es demasiado grande como para dejar vivo algo de mi.
Es como si ya no tuviera esperanzas, como si todo lo bueno que tengo y conozco fuera tan frágil que ya no valiera la pena creer en algo mejor. No tiene sentido. Lo que pasó no tiene sentido, sentirme así no tiene sentido. Y lo que más me afecta, lo que más nerviosa me pone, es el hecho de no entenderlo. De no procesarlo. No puedo terminar de procesar el hecho de que ya no estás, no lo creo, o no lo quiero creer.
Y me doy cuenta lo mucho que esto me afecta. Me está comiendo por dentro. Quiero poder llorarte para empezar a sanar un poco la herida.
Por momentos me atrevo a pensar que de hecho no me duele tanto y la sola idea me revuelve el estómago. ¿Cómo no me va a doler? Me siento culpable, como si hubiera hecho algo malo. Pero la realidad es que pensarte me da risa, hasta el hecho de que hayas desaparecido en forma física para siempre me da risa. Y eso es prueba fiel de que todavía no entendí nada.
Siento un puñal que se clava en lo más profundo de mi cuerpo. No puedo seguir así, no puedo. Estoy partida al medio.
Quiero poder llorar, gritar, revolear cosas, patalear, que me tengan que agarrar y llorar por mucho tiempo más.
Me lo merezco, merezco empezar a sacar la angustia de adentro.
¿Cómo se hace?

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