domingo, 2 de septiembre de 2012

Esperame.

No tengo palabras para describir el estado en el que me encuentro. No sé si hay algo que pueda decir. No termino de caer, es como si tratara de entender dónde estuve hoy todo el día pero igual no llegara a hacerlo. Estoy perdida. Es difícil saber si tengo la fuerza necesaria para sobrellevarlo, pero confío en que vos me la vas a dar. Estoy destruida, de verdad no sé qué hacer. Las horas no me pasan, no puedo dormir, apenas puedo comer.
Tengo el alma vacía, estoy seca y no encuentro respuestas. Te extraño con todo el cuerpo, con cada sensación. Y eso que todavía no lo asimilé. Llevo despierta una innumerable cantidad de horas porque simplemente me da miedo soñar. Me da miedo despertarme mañana y darme cuenta que no te voy a poder volver a ver. Me da miedo aceptar que te fuiste porque cumpliste tu misión en la tierra.
Nunca había tenido tantos sentimientos encontrados, mucho menos la angustia de no entender, de no poder creer lo que pasó. De cómo te esfumaste de un segundo a otro.
Cuando me enteré de lo que estaba pasando el jueves, no pude parar de temblar durante más de dos horas. Tuve que comunicar lo que había pasado y sacar toda la buena onda posible. Y tengo que admitir, amigo, que cuando te fui a ver el viernes me asusté muchísimo. Me dio mucha impresión verte así, tan vulnerable, y yo parada a tu lado sin poder ayudarte, inútil. No me salió más que decirte un par de palabras y ponerte una canción de Los Totora que tanto te gustaban.
Pero ayer, ayer cuando entré sola, pude estar mucho más calmada. Hablarte más, te canté, te pedí que no te rindieras y creo que eso es lo que hiciste. Porque nada te iba a sacar tu esencia, tu personalidad, tu chispa, y esa luz tan propia y particular. Una luz de la que nunca me atreví a hablar. Eras puro, de alma y cuerpo.
Y no sé cómo se sigue ahora, mucho menos yo que vengo siendo golpeada una y otra vez, ya parece un chiste. Y lamentablemente tengo que decirte, que aunque sé que me cagarías a pedos y me dirías "DEJÁ DE LLORAR!", todavía me falta mucho. Me quedan muchas lágrimas que tengo que desagotar. Aunque tenga muchos momentos en los que me ponga a pensar en lo genial que era convivir con vos en ese aula. Tus ocurrencias, tu forma particular de hacer reír a todos.
Me duele, me duele como hace mucho no me dolía. Tengo un vacío tan grande, una necesidad tan fuerte de abrazarte y no soltarte nunca, ni aunque me dijeras que ya te tenía podrido.
Te amo y no sé qué hacer con esto. Sos parte del viento, y ese viento hoy me hizo saber que vas a estar para siempre al lado mío. Cierro los ojos y te veo reír en mi mente, te veo ponerte a cantar Arjona con todos los pelos despeinados y mucha pasión.
Acompañame siempre desde dondequiera que estés, por favor te lo pido. Dame la fuerza amigo, damela vos porque yo no sé de dónde sacarla.
Acabo de caer, mientras escribía. No puedo seguir.
Te amo para siempre. En cualquier parte. Esperame, esperame porque nos vamos a volver a ver.

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