lunes, 17 de septiembre de 2012

Te extraño con todo mi cuerpo.

Otra página en blanco, otro ritual, otra vuelta.
El pecho oprime, desde adentro el grito ahogado puja por salir.
Quiero volver, quiero dar media vuelta y viajar al pasado.
Quiero que estés ahí, ahí para mi.
Necesito que me deje de doler.
El frío se tiene que ir.
La soledad, la maldita soledad que siento a cada minuto.
Una desazón que me persigue.
Una lágrima que no puede ni sabe brotar.
Y un dolor que no tiene nombre.
Agudo.
Frío.
Desesperante.
Incansable.
Quisiera poder dormir.
Encontrarte en mis sueños.
Que me cuentes cómo estás.
Sé que tengo que dejarte ir, lo sé.
Pero todavía no puedo.
No me sale.
No puedo dejarte ir.
Sos mío para siempre.
Me siento monotemática.
Pero cruzás mi mente todo el tiempo.
Venís a mi con tu sonrisa.
Me estoy volviendo loca.
No quiero estar sola.
Necesito un abrazo.
O mil.
Hiperventilo.
Me nublo.
Te extraño con todo mi cuerpo.

Me duele tanto que ni siquiera puedo escribir un texto completo, me quedé sin palabras, sin ganas, sin fuerzas. Necesito volver. Ser yo, la de siempre. Con la chispa que acompaña. Necesito sentirme bien, quiero llorar. Cantar hasta que ya no me quede nada de voz. Quiero liberarme de esto. Por favor. Necesito que el calvario se termine, para poder dejarte ir a volar por una galaxia lejana. A que las luces brillantes te guíen y después me puedan mostrar el camino a mi para cuando vaya a reencontrarme con vos. Nunca me vas a dejar y jamás voy a poder olvidarte. Jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario