miércoles, 24 de febrero de 2010

Despedida.

En el fondo siempre lo supe, sabia que así era como ibamos a terminar. En el fondo estaba segura de que las cosas nunca iban a ser como yo deseaba. En el fondo estaba despierta. En el fondo no habia esperanzas. En el fondo era racional. Decidí dejar de lado todos esos pensamientos y seguir como si nada. Era feliz, por primera vez en toda mi vida, las cosas encajaban, todo estaba en su lugar. Hasta tenía alguien en quien pensar, a quien desear. Pero se me fue la mano. Lo que empezó como un juego, se convirtió en una de mis peores pesadillas (y hablo de pesadillas literalmente). Esas risas se transformaron en lágrimas. Y todo lo que yo creia, se hizo realidad. Te quise, estuviste ahí, te amé, estuviste ahí, te necesité, te empezaste a ir, enloquecí, te fuiste. Todo el tiempo me paso pensando en cómo se hace, si es normal, si tiene que doler así, si alguien se siente así. Celos, discusiones, gente en el medio, incomodidades y amor hicieron que nos separaramos, que perdieramos esa AMISTAD con todas las letras que teniamos. De repente todo se volvió gris, no podía pensar, no podía sonreir, no podía ser yo. Estaba nublada porque no creia poder sobrevivir sin vos. Todo me hacía acordar, mi música (de la que habiamos hablado millones de veces), los lugares a los que iba (a los que habiamos ido juntos), cosas en la calle, palabras, los semaforos, LOS SEMAFOROS me hacían acordar (y hoy siguen haciendolo) al juego que jugabamos cuando caminabamos en la calle. Simplemente no podía creer que ya no estabas, porque me habías jurado que nunca te ibas a ir, que ibas a estar conmigo para siempre. Y no fue así, rompiste tu promesa y quedé desolada, sin entender qué mierda pasaba a mi alrededor. Me rompiste el corazón y no te importó. Me dejaste sin mirar atrás, nunca te diste vuelta. Yo te creia, confiaba en vos y lo desperdiciaste. Nunca pudiste ser conmigo ni la mitad de persona que yo fui con vos. No sé si me lo merecía o no, (me gusta creer que si), pero no pudiste, no pudiste amarme, ni siquiera pudiste quererme, aunque yo pensaba que si. Cuando la conchuda a la que te gusta llamar novia se puso pesada, no lo dudaste, me tiraste para complacerla. La verdad es que me gustaria saber si vale la pena, si valió aunque sea un POCO la pena deshacerte de mi para que ella no se pusiera nerviosa. Pensé que no iba a poder, que me iba a morir, de hecho, casi me muero. Me desesperé, lloré, patalee, me quejé, grité, me enojé y por último, me resigné. Creí que habia aprendido a vivir sin vos, que me habia olvidado por completo, que ya no te necesitaba. Pero claramente eso no fue así, seguía pensando en vos, aunque no te lo merecías ni un poco, nunca mereciste ni un cuarto del amor que te tenía (hablo en pasado porque ayer te encargaste de exterminarlo y lo disfrutaste). No podía mantenerme alejada de vos sin sentirme mal, sin necesitarte, sin pensar en lo que estarías haciendo o si podrias estar pensando en mi. Así que te hablé, por msn, como una tonta, hablamos, parecía estar todo "bien" si es que así es como puedo llamarlo. Hasta que nos vimos, de forma obligada tuve que verte. Y ¿sabés qué? Fueron los peores cinco minutos de mi vida. Pero aun así, seguí pensando que algo quería cambiar. Y como siempre fue, seguí uno de mis putos impulsos y te mandé un mensaje. Algunos dicen que fui valiente, pero yo sigo pensando que lo hice de pelotuda nada más. Te cagaste de risa, nuevamente no te importó y terminaste de hacer pedacitos mi corazón, otra vez disfrutandolo y sin siquiera arrepentirte. No te tembló el pulso a la hora de decirme que te daba risa, que yo era contradictoria, y, claramente una desubicada.
Simplemente y como para darle un cierre a este ciclo que me hizo tanto mal. Quiero agradecerte por haber terminado con el resto de mi que quedaba entera. Para poder empezar a reconstruirme sin vos. Ojo, no todo lo que vivimos fue malo, pero toqué fondo y ya no quiero más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario